Bueno, Bueno, Bueno… mas de un mes y medio sin pasar por aquí… me siento hasta mal, pero bueno, mi vida ha cambiado muchísimo en este último mes y todavía me estoy adaptando, ya os iré contando. De momento sigamos con la historia:
Dejaba atrás la montaña más imponente que había visto hasta el momento, con esperanzas de volver algún día. El Covid-19 empezaba a ser trending topic entre los turcos, y nosotros, los españoles, también. Cada vez que decía mi nacionalidad la reacción era totalmente la opuesta a la recibida unos días atrás.
Según lo que oía en aquel momento, el dichoso virus no representaba ninguna amenaza, así que seguí mi camino tal y como lo tenía planeado. La próxima parada iba a ser el monte Nemrut y sus alrededores, pues sabía de otros viajeros que era una zona que habían disfrutado mucho.
El invierno todavía se hacía notar y los paisajes se alternaban entre secos desiertos y bastas extensiones cubiertas por la nieve. Pasé rodeando el enorme y precioso lago Van, cuya apariencia era más propia de Noruega, que de Turquía: Altas montañas, cubiertas de nieve hasta que se fundía en el lago.
Antes de llegar al monte Nemrut, era obligatorio el paso por el pueblo de Batman, realmente no tenía nada de especial, mas que el peculiar nombre, pero aproveché para hacer la típica foto en el cartel de la entrada y comerme un Kebab.
Como llevaba todo el día conduciendo y el sol se estaba poniendo, decidí salir de la carretera principal y buscar un buen sitio para hacer noche. Encontré un sitio bastante idílico y alejado de todo rastro de vida humana. Era un gran prado verde, con la hierba bien cortita a causa del pasto de la ovejas, había unas pozas en las que Trabbi se bañaba y jugaba con la pelota. Satisfecho de haber encontrado un sitio así, disfruté del sitio, hice la cena y me fui a dormir.
(23:00H) Toc-Toc-Toc!!!!
Me levanté sobresaltado de la cama, abrí las cortinas de la puerta corredera y no ví nada, era noche cerrada y estaba totalmente oscuro. Abrí la puerta corredera y con la luz del interior de la furgoneta conseguí diferenciar a una persona: era bajito, iba vestido como un guerrillero afgano, y llevaba una Kalashnikov (si, otra vez). Nada mas abrir la puerta oí gritos, obviamente indescifrables para mi oido, yo use la técnica que había desarrollado días atrás, levantar las manos y salir de la furgoneta diciendo: ¡Español, Español!
Una vez fuera de la furgoneta, el hombre empezó a discutir con otro, y fue entonces cuando me dí cuenta que había otros dos más como él. Continuó en intercambio de gritos, supongo que dirigidos hacia mí. Mis reducidos conocimientos de turco, no eran suficientes para descifrar cuál era el problema, así que fui corriendo a por mi móvil para intentar comunicarnos a través del traductor.
Tras unos segundos de tensión uno de los tres hombres, el mas joven, cogió mi móvil y escribió: HOSTILIDAD. Acto seguido cruzo sus brazos en lo alto para indicar que estaba prohibido.
Tras varias rondas de google translator para aclarar qué era lo que estaba pasando, conseguí entender que me encontraba en un sitio hostil, que no era un sitio seguro para pasar la noche y que me debía ir de ahí. Así que con buena cara y asintiendo me puse a los mandos de mi querida traspi, encendí el motor y de repente, vino el mismo chico joven con el que había estado lidiando, corriendo mientras volvía a cruzar los brazos en alto. Se acercó a mí ventanilla haciendo el gesto de manejar un smartphone, saqué de nuevo mi móvil, puse el traductor y se lo dí. Cuando me lo devolvió ponía: DEBES ESPERAR AQUÍ.
En ese momento, me di cuenta que se podía tratar de algo serio. Estaba en medio de la nada, en el Kurdistán Turco a unos 50km de la frontera con Siria, retenido por tres hombre con Kalashnikov con indumentaria guerrillera Afgana, que viajaban en una Tourneo Connect blanca y reventada. Fue entonces cuando se me pasó por la cabeza que realmente los que me podrían estar reteniendo eran guerrilleros kurdos y no el ejercito Turco.
Para quien no lo sepa, el Kurdistán es una zona que lleva muchos años en tensión, se encuentra al oriente de Turquía, extendiéndose también a Siria, Irak e Irán. Luchan por ser un país independiente, y aunque están lejos de conseguirlo, cuentan con guerrilleros y entre sus métodos se encuentra el secuestro.
Mi cabeza empezó a buscar el motivo de mi retención y la única respuesta que encontraba, era que se trataba de guerrilleros turcos. Al cabo de 20 minutos, me pidieron que les siguiese. Nos metimos por una carretera estrecha, recorrimos 500mts y nos paramos. La cosa no me gustaba nada, uno de los hombres estaba dando vueltas alrededor mi furgo esperando a algo que no eran capaces o no querían decirme. Durante la espera, conseguí hacer una foto forzando el ISO al máximo, aunque no se vea prácticamente nada, esa foto me recordará el mal trago que pasé.
Finalmente tras 50 minutos esperando apareció una Pick-up de la Jandarma (Una especie de guardia civil turca) y respiré tranquilo. Salió un Jandarma que hablaba ingles y después de comprobar mi documentación, me explicó todo lo que pasaba: Me dijo que estábamos en una zona muy hostil, en la que los guerrilleros kurdos eran muy activos. Que me iban a escoltar a un sitio seguro en el que dormir y que sentían haberme retenido, pero era lo que tenían que hacer en esa situación.
Después del susto, todo aclarado y estar por fin en un sitio seguro, pude dormir tranquilo.
Al día siguiente tocaba visitar el monte Nemrut y casualidades de la vida, que cuando llegué arriba estaba la TV turca esperando al primer visitante del año. Por lo visto, la carretera en invierno es impracticable por culpa de la nieve y habían pasado el quitanieves por primera vez el día anterior.
El Nemrut es un sitio al que me gustaría volver, si que es cierto que pude disfrutar de unas vistas espectaculares y unas texturas y formas causadas por la nieve increíbles, pero las caras talladas en piedra propias del monte Nemrut, no las pude admirar, pues la mitad estaban sepultadas por la nieve.
La carretera del monte Nemrut es muy dura en ambos sentidos, para subir la tuve que hacer casi entera en 1ª. Para bajar me quedé sin frenos y tuve que parar, es una carretera bastante extrema. Sin duda volveré.
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