Dejaba el enorme y congelado Çildir Golu atrás, mi próxima gran conquista iba a ser el Ararat, pero antes tenia que pasar por la ciudad de Kars, en la que volví a disfrutar de la gastronomía turca además de realizar varios recados propios de cuando visitas una urbe. Aparte de llenar el depósito y sacar efectivo, una de las cosas importantes que tenía hacer, era comprar cartuchos de gas para mi cocina. Pregunte en decenas de tiendas sin éxito, así que la única opción era preguntar en la siguiente núcleo urbano. De todas maneras todavía disponía de un cartucho y medio, por lo que no era urgente, aunque empezaría a serlo.
Abandone Kars conduciendo hacia el sur por un paisaje totalmente teñido de blanco, el sol estaba bajo y emanaba una potente luz naranja cómo si no quisiese dar paso a la noche. Disfrutaba de conducir en esas condiciones, el naranja del atardecer reflejándose en el blanco de la nieve, hacía que la luz fuese todavía más intensa. Fue entonces cuando miré al horizonte y pude ver una gran masa de tierra que surgía de la tierra, cuya cumbre estaba potentemente iluminada por los últimos rayos del sol. Ese fue mi primer contacto con el Ararat.
Aunque estaba totalmente convencido de que esa montaña era el Ararat, al principio fui un poco escéptico ya que gps indicaba que todavía quedaban más de 150km para llegar y me parecía imposible que desde esa distancia se pudiese ver. Paré la furgoneta, saqué una foto y tras comprobar en el mapa que en efecto se trataba de esa montaña, lo primero que se me pasó por la cabeza fue: Por muy grande que me la imaginase, no me la imaginaba tan grande.
Se hizo de noche y tocaba buscar un sitio para dormir, así que bajando hacia la garganta de rio Aras, rio que hace de frontera entre Armenia y Turquia, encontré un sitio bastante agradable para dormir, todavía no había llegado al punto de bajo de la garganta y disponía de una hermosa vista de la frontera entre Armenia y Turquía. así que cené y me puse a dormir.
Sobre las 2 de la mañana desperté sobresaltado por el ruido del motor de un enorme todoterreno que había aparcado a mi lado, no pasaron ni 10 segundos cuando empecé a sentir golpes en la chapa de la furgo acompañados de gritos. Me vestí rápidamente con lo que tenía a mano y abrí la corredera, tres militares Turcos armados con Kalashnikof gritaban sin cesar algo que no sabía descifrar. Si algo me ha enseñado viajar, es salir de problemas, así que mi técnica fue enseñar mis manos y gritar: ESPAÑOL!!!ESPAÑOL!!! lo más alto que pude. En cuanto asimilaron que era español su caras cambiaron por completo y se volvieron muy amables, cómo si de otras personas se tratasen, Parecía mentira la tensión que se había respirado momentos atrás. Muy amablemente me dijeron que no podía pernoctar ahí y me recomendaron un sitio al que ir. Con el corazón todavía a 200 pulsaciones por minuto arranqué la furgo y me dirigí al sitio que me habían recomendado.
Lo cierto es que la zona de Turquia donde me hallaba, es una zona muy militarizada, por una parte está la interminable rivalidad que hay entre Turquía y Armenia y por la otra, estábamos entrando en el Kurdistán, pero bueno esto lo contaremos en otro capitulo mas adelante. Por muy militarizada que estuviesen esa zona, nunca me imagine que me despertarían en mitad de la noche, a punta de Kalashnikof.
Al día siguiente, desperté y puse rumbo a mi objetivo. Por el camino observé que había montañas veteadas en diferentes colores, recordándome a la famosa montaña Vinicunca en perú. Paré y realicé algunas fotos y sin demorarme mucho continué mi camino.
Estaba nublado y la perfecta visión del monte que había tenido la tarde anterior había desaparecido, pero a medida que me iba acercando se hacía más y más visible hasta que pude observar la inmensidad de esa montaña.
Anteriormente ya os he hablado varias veces sobre el monte Ararat y os aseguro que no es para menos sus 5137 m.s.n.m y mas de 3500 metros de altura sobre la llanura que le rodea hace que sea lo mas grande que he visto en mi vida. Para que os hagáis una idea de lo grande que es, rodearla de norte a sur me llevo cerca de 2 horas.
Tenía la montaña a mi izquierda y el sol la iluminaba uniformemente, así que decidí que era un buen momento para sacarnos una foto los tres juntos. Fuimos a una colina que resultó ser el vertedero con las mejores vistas de la historia. Mirabas hacia el este y tenias unas vistas inmejorables del Ararat, sin embargo cuando te dabas media vuelta, toneladas y toneladas de basura inundaban tu campo de visión. Lo peor de todo es que no era un vertedero municipal o algo así, la gente simplemente subía a la colina tiraba su mierda y se iba, sin ningún tipo de control ni coherencia con el sitio increíble en el que se hallaba.
Otra cosa que me llamó la atención de esta parte de Turquía fue su gente. La gente es mucho mas pobre que en la Turquía “occidental” que había visitado el año anterior y a parte de notarse en la arquitectura y en la hostilidad por la fuerte militarización de la zona, la gente se intenta aprovechar del turista a toda costa y es que ese día en concreto me intentaron timar tres veces.
Finalmente, subiendo por una pista llena de arena volcánica y rocas, encontré un increíble sitio para dormir en la falda del Ararat. Apagué el motor, subí encima del techo y perdí la noción del tiempo mientras miraba esa hermosa montaña.
Hi, this weekend is pleasant in favor of me, because this time i am reading this wonderful educational paragraph here at my house. Biddie Alric Betteann
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