Tras la odisea de atravesar la frontera en plena crisis del coronavirus, entraba a Turquía a través de un pequeño paso fronterizo rodeado por enormes montañas. Hacia un par de horas que el sol se había ido y una de las cosas mas tediosas que hay cuando viajas en furgo es buscar un sitio para dormir a oscuras. Revisé mis queridas apps camper por excelencia y no había nada a menos de 200 kms, así que tocaba improvisar y empecé a recorrer kilómetros. Al poco tiempo empezó a aparecer nieve a los lados de la carretera, aunque estaba oscuro y no podía ver nada, dada que la acumulación de nieve cada vez era mayor se intuía que un gran manto blanco cubría todo lo que podría alcanzar la vista. Me apetecía mucho ver ese paisaje con luz, por lo que mi prioridad era parar lo antes posible y así disfrutar de esa carretera al día siguiente con luz, pero había un problema y es que la gran acumulación de nieve a los lados hacía prácticamente imposible que pudiese apartarme a un lado para pasar la noche y no había ninguna gasolinera. Tras subir un puerto del demonio de cuyo desnivel no quiero acordarme (recuerdo que lo subí en segunda) encontré un pequeño apartadero y aproveché para pernoctar.
Al día siguiente pude disfrutar del gran manto blanco que había estado imaginando la noche anterior y después de consultar mi mapa lleno de chinchetas, decidí que era el momento de visitar el lago Çildir que estaba a unos 50kms. Menos mal que aparqué en cuanto pude, pensé, ya que la carretera a plena luz del día era un espectáculo y me sentía como en un anuncio de BMW todo el rato. El sol pegaba con fuerza, la nieve cubría todo lo que alcanzaba mi vista exceptuando una pequeña linea serpenteante que era por la que circulaba, ademas una ligera pendiente descendente nos acompañada, le recompensa de haber subido el duro puerto la noche anterior, pensé.
Finalmente llegamos al lago Çildir, una masa de agua enorme, entre las altas montañas de la parte mas oriental de Turquía. El lago estaba completamente congelado, y aunque no era el primero que veía, nunca había visto uno tan grande, no parecía real. Aparqué la furgoneta frente al lago saqué la silla y la mesa y estuve observando la inmensidad de ese lago congelado me atrevería a decir que horas, aunque perdí la percepción del tiempo ligeramente.
Ese día solo había conducido un par de horas pero la paz, el silencio y la soledad que se respiraba en ese lago era indescriptible, por lo que aunque solo eran las 13h decidí plantar mi campamento ahí mismo y pasar la tarde, disfrutando del sitio, jugando con Trabbi y dudando si andar sobre el lago congelado o no.
Amaneció un nuevo día, y mientras estaba preparando un café, pasó un coche por un camino cercano a donde me hallaba, era mi primer contacto con gente desde la frontera, ya que esta parte de Turquía tiene una densidad de población muy baja y carece de grandes núcleos de población. Los dos hombres que iban en el coche lo aparcaron, cogieron su utillaje de pesca y con total naturalidad empezaron a caminar por el lago congelado. La tarde anterior había estado dudando sobre la posibilidad de andar sobre hielo, pero cómo estaba en un lugar muy remoto y nunca lo había hecho la lógica me dijo que mejor no lo intentase, pero al ver a esos pescadores con total naturalidad andar sobre el hielo, no lo dude ni un segundo.
Trabbi y yo empezamos a caminar por el hielo. Trabbi desprendía felicidad y no paraba de correr cómo si no hubiera un mañana, incapaz después, de frenar su velocidad, sin embargo yo estaba preocupado, notaba pequeños crujidos bajo mis pies, pero al mismo tiempo la adrenalina me hacía seguir hasta que minutos después le perdí un poco el miedo y me puse a correr con Trabbi hasta llegar dónde se encontraban los pescadores. Intercambiamos un par de palabras, no sacamos nada en claro pero pude sacar algunas fotos. Un rato después los pescadores se fueron y nos quedamos solos Trabbi y yo ante la inmensidad del lago Çildir y dado que no quería tentar a la suerte, al poco tiempo, nosotros también volvimos a la furgo.
Después de mi experiencia sobre el lago congelado lo próximo que quería visitar era el Monte Ararat. Pero eso lo dejaremos para el próximo episodio.
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