Azerbaiyán es un país que pasa desapercibido, lo cierto es que la mayoría de gente que lo conoce, lo conoce por Eurovisión o el gran Premio de F1. Pero no os hacéis una idea de lo importante que es este país para Europa.
De este pais sale gran parte de los combustibles fósiles que utilizamos para llenar nuestro depósito o calentarnos en invierno.
Hablar de Azerbaiyán, es hablar de petróleo, pues 2/3 de su superficie cuenta con yacimientos de combustibles fósiles y eso se nota. A lo largo de la costa del Caspio es fácil divisar plataformas petrolíferas, pero donde realmente te das cuenta de la magnitud del asunto es en la misma península donde se encuentra la capital.
Bakú, ciudad impoluta, llena de edificios imposibles y superdeportivos, poco tiene que ver con la periferia que le rodea: tuberías por doquier, pozos de extracción trabajando 24/7, un impregnante olor a petróleo y cientos de casas amontonadas en los terrenos en los que no hay yacimientos.
Aunque es un paisaje poco atractivo y desolador, de momento dependemos de esto y estoy contento de haberlo visto con mis propios ojos.
No podía irme de Azerbaiyán sin comentar lo importante que es el petróleo para este país.
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