Mi llegada a Bakú fue mas o menos como me esperaba, había oido que Bakú no tiene nada que ver con el resto de Azerbaiyán y realmente es así, no obstante no esperaba un cambio tan repentino, pasamos de ver las típicas casas humildes que abundan en el país a grandes y modernos edificios, más propio de Emiratos Arabes, en unos cientos de metros.
La primera noche localicé un park4night a las afueras de la ciudad justo en la playa, pero no era una playa cualquiera, pues a unos 100 mts de la orilla había abarloadas 5 plataformas petrolíferas que estaban siendo desguazadas. Lo cierto es que siempre me han gustado las grandes máquinas industriales y cuanto mas viejas mejor, por lo que para otros ese escenario no sería plato de buen gusto, yo estaba encantado. Tener la oportunidad de ver esas pedazo estructuras desde tan cerca no es una cosa para nada habitual.
Bakú al final es una ciudad y en las ciudades no suelen pasar muchas cosas interesantes (para los viajeros al menos) así que tras visitar la ciudad y conocer algo de su gastronomía, muy parecida a la turca por cierto, estaba recogiendo la furgo para dirigirme a la montaña ardiente y posteriormente a Quba, cuando de repente apareció @raphaelclemencio, un ciclista Suizo de ascendencia Filipina, cuyo plan era llegar hasta la muralla china en bici. Desde el primer momento nos caimos bien y mantuvimos una larga conversación con mi furgo a medio recoger. Puesto que acababa de hacer un nuevo amigo decidí posponer mi partida de la ciudad para el día siguiente y esa noche compartir unas cervezas y batallitas viajeras junto con mi amigo Raphael.
Al día siguiente tras ver la Montaña ardiente “Yanar Dag” (que es guay de ver, pero nada fotogénica) puse dirección a Quba con la intención de visitar Khinalug, el pueblo más aislado del Cáucaso.
Llegar a Khinalug es complicado porque se accede por una pista de tierra bastante complicada de unos 60km que sale desde Quba. En verano es posible hacerlo con un coche de solo dos ruedas motrices, pero en invierno se acumula mucha nieve y es necesario 4×4. Estaba de suerte porque hacia varias semanas que no nevaba, las temperaturas eran bastante altas para la época y los locales decían que el camino a Khinalug estaba limpio. Así que cómo había llegado a última hora a Quba, busqué un sitio para dormir para enfrentarme a la gran Singladura del siguiente día.
Desperté y todos mis planes se torcieron, había caído una nevada increíble y mi furgo estaba prácticamente sepultada. Tras montar cadenas, bajé a la plaza del pueblo para ver cuanto podría costar que me llevase un 4×4 hasta Khinalug y aunque había leído que ese trayecto era barato, debía ser en verano, porque en ese momento todos me pedían 100$.
Volví al sitio de acampada para valorar si hacerlo al día siguiente o no, ya que tenia muchas ganas de visitar Khinalug y estando ahí era una oportunidad única, pero por otra parte con 100$ se pueden hacer muchas cosas viajando, por lo que lo lógico era dejarlo para otra ocasión y poner rumbo a los volcanes de lodo de Gobustán, pero en destino no me lo pondría nada fácil.
Primero de todo, se me rompió una cadena y tuve que palear durante media hora para poder sacar la furgo de donde estaba aparcada. Ademas estaba nevando tanto y hacia tanto frio, que las pastillas del freno de mano se habían quedado congeladas y fui con las ruedas traseras totalmente bloqueadas durante 30 kilómetros aprox. a 20 por hora, os podéis imaginar el peligro en las curvas
Después de tanta nieve, viento y mi velocidad crucero de 20 km/h (porque no llevaba ruedas de nieve) se me hizo de noche así que busqué un sitio en el que dormir. un sitio, por cierto, en el que hacia un viento tremendamente horrible y no pude pegar ojo en toda la noche.
Al siguiente día, había dejado de nevar y brillaba el sol, pero seguía haciendo un viento de narices y un frio siberiano horrible, así que en ese idílico escenario se me rompió la furgo. Si no sabéis lo que pasó, os invito a ver mis historias destacadas de Azerbaiyán donde lo conté todo al detalle en su momento.
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