Al día siguiente de entrar en Polonia, amanecí en un lugar acogedor al lado de un lago muy cerca de la frontera con Lituania. Eche un vistazo alrededor y vi que había un coche lleno de pegatinas con una baca copada de cosas y dos tiendas de campaña que no estaban cuando llegué.
A los 5 minutos salieron de la tienda dos chicos y me fui a hablar con ellos.
Por lo visto eran participantes del rally de mongolia y estaban de vuelta ya para Inglaterra, su casa.
El rally de mongolia es una competición lowcost que se hace todos los veranos y que lo que menos importa es ganar, lo importante es llegar. Sale de diferentes ciudades de europa y el objetivo es llegar a mongolia, como podríais suponer. Se suele tardar unos dos meses.
Ese mismo día por la tarde me encontré en un semáforo con un motero madrileño que venía desde Kazajistán con una GS.
Todo esto me hizo pensar un montón sobre muchas cosas pero sobre todo me hizo pensar sobre qué es viajar. Y he llegado a la conclusión que viajar significa dejar de ser un ignorante.
Cuando viajas la ignorancia en cierta medida, puede jugar a tu favor, me explico, puedes hacer cosas que si no fueses un ignorante no harías o no te atreverías, como por ejemplo, meterse en una playa de dunas con la furgo porque la arena te parece firme y después no es tan firme, o simplemente ir a un barrio al que a lo mejor no deberías haber ido porque es peligroso.
Por eso, lo bueno es llegar siendo un ignorante, para poder explorar sin prejuicios y marcharte cuando hayas dejado de ser un ignorante, para volver a ser un ignorante en otro sitio.
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