De camino a Tbilisi de vuelta de las montañas del Cáucaso, vi un tanque aparcado en la calle, así que aparqué la furgoneta al lado para sacar una foto del tanque junto con la furgo.
Al poco tiempo salió un señor de la casa de detrás y empezó a hablarme, pero yo no entendía nada.
El señor me decía todo el rato, «come come» así que yo le seguí hasta el jardín de su casa. Allí tenía una colección de coches clásicos increíble, Buick, BMW, Opel, Willy’s, Ford T… Eso sí, la mayoría corroídos por el óxido.
El señor me estuvo contando cómo pudo, entre señas y el poco inglés que sabía, la historia de cada coche. Cuando acabo de explicarme y ya me estaba yendo me dijo, algo como: esto es un museo, y esto que acabo de hacer cuesta 20 laris (unos 7€). Me costó un poco entenderlo, porque no me podía imaginar que eso que tenía en el jardín de su casa fuese un «museo». Después intenté hacerme el loco diciendo que no entendía lo que quería decir, pero no coló, así que casualidades de la vida en la cartera solo tenía 5 laris (unos 1,7€) y le dije: toma esto es todo lo que tengo.
Así que después de cogermelos, le pedí una foto y posó ante su kamaz.
Esto de enseñarte antes de cobrarte es una práctica habitual por estos lares y por menos de 2 euros no me iba a poner a discutir.
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