Esta entrada es la continuación del capítulo 21: Lo que necesitas saber si vas a visitar las Repúblicas Bálticas
Vale, ¿Sabíais que entre Lituania y Polonia hay una pequeña población que se llama Oblast/Kaliningrado y pertenece a Rusia? pues ya lo sabéis, yo hasta que llegué a los países bálticos no tenía ni idea y por lo visto era la antigua capital de Prusia. Solo a modo de apunte, porque mas adelante todo cogerá sentido.
Llegue a Riga por la noche y conseguí un parking en el centro bastante asequible para dejar la furgo, así que cargue la cámara al hombro y me puse a recorrer sus calles. Al día siguiente me apunté a un “freetour” para saber mas sobre la ciudad, y lo que más me sorprendió sin duda sucedió en el 89’ y no tenía ni idea, la cadena báltica. Esto fue que después de la caída del muro de Berlin, La URSS estaba perdiendo fuelle y la gente de las republicas bálticas se organizaron para hacer un cadena humana desde Estonia hasta Lituania para reivindicar su Independencia de la URSS, la que consiguieron finalmente en el 91.
Después de estar casi tres días en Riga, empecé a conducir dirección oeste, pues quería visitar la costa y entrar a Lituania por esta. Cómo apunte he de decir que conducir en Letonia si te sales de las rutas habituales, es decir, entre capitales, o pueblos importantes, las carreteras dejan bastante que desear e incluso a veces carecen de pavimento, vamos caminos de tierra llenos de baches, eso si, perfectamente señalizados. Tuve que coger uno de cerca de 50 kilómetros, que si me quejaba de noruega, era porque no había conocido estas “carreteras”. Otra curiosidad es que los pasos a nivel no tienen barreras incluso a veces no tienen ni semáforo, y el problema es que hay un montón de pasos a nivel, por lo que cada vez que me acerco a uno parece que tengo el carnet recién sacado de las veces que compruebo que no venga nadie.
Finalmente llegué a la costa de noche, a una playa al sur de Ventspils, por lo que tuve que esperar al día siguiente para disfrutar del maravilloso sitio en el que me encontraba. Era un playa de dunas que estaba repleta de trincheras y búnkers de la segunda guerra mundial, y ademas estaba completamente sólo. Por la tarde apareció una pareja alemana que viajaba en caravana, me invitaron a cenar y estuvimos compartiendo mesa hasta la hora de dormir.
Era hora de cambiar de País, las repúblicas bálticas son tan pequeñitas, que casi cambias de país sin darte cuenta.
Entré en Lituania y encontré un sitio bastante decente para dormir en Palanga, así que encendí un fuego, me hice la cena y allí me quedé. Desperté después de una fría noche, limpie todos los cacharros, me pegué una ducha y ya estaba listo para empezar el día. El depósito de agua estaba bajo mínimos así que tenía que llenarlo, y des pues de dar más vueltas que un pato mareado no encontré ningún sitio, después de casi 7 años viajando en furgoneta fue la primera vez que tuve que comprar garrafas de agua para llenar el depósito.
Con todos los quehaceres hechos, doy una vuelta por el pueblo de Palanga y lo primero que se me viene a la cabeza es “no se como será Rusia, pero Lituania es cómo me imagino Rusia”
Veo un mercadillo en el que venden un montón de objetos de la URSS, señores bailando bailes regionales en la calle, y música folklore por todos sitios. Está claro que Lituania formó parte de la URSS
Un día mas tarde sigo conduciendo hacia Klaipéda dándole vueltas a lo que me había enterado días atrás, pues para entrar en Kaliningrado es necesaria una visa especial, mucho menos restrictiva y que se puede obtener online, así que apliqué y estuve dos días esperando en Klaipéda a que me aceptasen la visa.
Klaipéda es el puerto mas importante que tiene Lituania y tiene un casco antiguo muy bonito. Es muy recomendable.
Finalmente aceptaron la visa rusa para entrar en Kaliningrado, así que fui a hacer una compra de aprovisionamiento, lo que mas me costó encontrar fueron las latas de Campingaz, después de 3 horas dando vueltas por la ciudad encontré un sitio donde las vendían y encima a precio de oro 5,20€ por unidad.
Con todo listo cogi el ferry para ir de Klaipéda al parque Nacional de Curlandia, para entrar a Kaliningrado por esa curiosa peninsula, que empieza siendo rusa y acaba siendo lituana.
El parque nacional de curlandia es totalmente recomendable, tiene unas dunas enormes de arena blanca que hace que te plantees si estás realmente en Lituania o Portugal.
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