En la Capadocia la furgo empezó a darme problemas, las bajas temperaturas que había durante la noche hacía que por las mañanas no arrancase y más de una vez tuviesen que empujarme para que la Traspi volviese a la vida. Barajé que podrían ser dos cosas, o la batería o los calentadores, pero este tema lo dejaría para mas adelante, porque ahora tocaba despedirme para volver a viajar solo.
Tras haber estado acompañado durante una semana, me separaba de mis nuevos y viejos amigos para atravesar el largo desierto que me llevaría hasta la costa norte de Turquía en el Mar Negro, el plan era recorrerla dirección este, para entrar en Georgia por esta misma costa.
Cuando llegué a la costa la temperatura suavizó bastante y los problemas de arranque desaparecieron, así que en cierta manera me olvidé del problema y estuve varios días descubriendo la costa. Uno de esos días me topé con una fiesta regional en el pueblo de Perşembe, así que aparqué la furgo y me involucré en ella. Por a o por b mi presencia ahí destacaba y era el centro de todas las miradas. Mucha gente venía a pedirme una foto o simplemente a invitarme a cosas como por ejemplo a un bocadillo de “parrochas” algo típico de la zona. Pero sin duda lo mejor eran los bailes regionales, había un hombre que era el alma de la fiesta que junto con su mandolina, o algo parecido, hacia bailar a decenas de personas de forma que parecían marionetas.
Después de deambular por el norte de Turquía y visitar el Impresionante monasterio de Sumela, llegaría a Trebisonda, un pueblo bastante industrial completamente lleno de talleres por lo que era un buen sitio para hacer un alto en el camino y poner la furgo a punto, por lo que estaría atrapado varios días en este pueblo, pero en ese momento todavía no lo sabía.
Gracias al consejo de otros viajeros que también viajan en T4, @alatlas.journey, que pasaron por este mismo pueblo meses atrás, me aconsejaron un taller que era un buen sitio para poner una calefacción estacionaria, por unos 500€ te la instalaban. Después de pensarlo durante unos días, decidí hacer el esfuerzo e instalarla.
Tras insistir varias veces al mecánico que quería la calefacción bajo el asiento del copiloto, enseñarle varios tutoriales de @furgovworg, y unas 4 horas ya la tenía instalada, así que para estrenarla, decidí irme a un sitio que hiciese frio para probarla: El Lago de Uzungöl, un lago entre montañas a mas de 1000 mts de altura era el sitio escogido. Llegué por la noche y hacía 1ºC así que perfecto, justo lo que quería. La encendí y me fui a dormir.
Tras una calurosa noche y haber comprobado que funcionaba genial, era hora de moverse así que cuando quise a encender la furgo, no arrancó. La situación era la siguiente: sí dormía en sitios cálidos la furgoneta arrancaba sin problema pero no necesitaba la calefacción, pero si dormía en sitios fríos ya no tenía frio pero por la mañana no me arrancaba la furgo. Así que me tocaba arreglarla, pero antes tenía que ponerla en marcha y aprovechando que dormí en una ligera cuesta hacia abajo, quité el freno de mano e intenté arrancar la furgoneta cuesta abajo, pero iluso de mí, la cuesta no era lo suficientemente empinada y antes de que me diese tiempo de coger velocidad la cuesta ya había terminado, por lo que la única solución era empujar, y si estaba yo solo. Así que ahí estaba yo, empujando la furgoneta hacia adelante rezando que hubiese otra cuesta abajo pronto y que no hubiese ninguna cuesta arriba. De repente tras unos minutos empujando me costó menos empujar la furgo, así que miré hacia atrás y vi a un señor de unos 60 años que se había animado a ayudarme a empujar. Tras unos cientos de metros por fin llegamos a la esperada cuesta abajo que necesitábamos para ponerla en marcha.
Tras arrancarla, ofrecí al señor acercarle a dónde el quisiese, así que tras llevarle unos cuantos kilómetros puse dirección de nuevo Trebisonda, dónde los mismos que me recomendaron el taller en el que instalé la calefacción, me recomendaron un taller especializado en t4, Así que para allí fuí. Después de unas 2 horas 4 çay y 70 € menos, tenía los 4 calentadores cambiados.
Ya que la reparación había sido rápida, decidí dirigirme a las plantaciones de Çay de Rize.
Las plantaciones de Çay de Rize, son las plantaciones de Té más importantes de Turquía, se encuentran en un sitio privilegiado entre las montañas y para acceder a ellas es necesario ir por unos caminos bastante estrechos y muy empinados. Ahí es cuando noté que algo iba mal y que la furgoneta no tenía fuerza y es que a pesar de tener 68cv, tiene una primera muy corta y sube por cualquier sitio, pero ahí me di cuenta que había que ir muy revolucionado para subirlas, entonces baje la ventanilla y escuché que el motor sonaba raro. Inmediatamente abrí el capó y lo que me temía, se habían dejado un inyector sin apretar y había un cilindro que no comprimía, he ahí la perdida de potencia. Con la misma, volví a Trebisonda para que me lo reparasen pero llegué de noche y ya no sería hasta la mañana siguiente.
Al día siguiente en a penas media hora ya tenía la avería arreglada y sin pagar un duro más obviamente, así que busque las cuestas más empinadas de Trebisonda y me fui a subirlas.
Tras hacer las pertinentes comprobaciones y ver que estaba todo Ok, volví a las plantaciones de Çay y tras disfrutar de su paisaje y tomarme un té, puse dirección a la que sería la última parada de Turquía: El parque nacional del Kaçkar.
Allí pude poner a prueba todos los problemas que había tenido los días anteriores y cerciorarme de que estaban resueltos. Subí por cuestas extremadamente empinadas, dormí a menos 5 grados y al día siguiente la furgoneta arrancó a la primera. así que mi furgoneta por fin estaba preparada para afrontar el invierno.
En el parque nacional del Kaçkar pude hacer una excursión hasta el Huser Yaylasi, un sitio muy conocido por la zona, a parte de por las imponentes montañas y el increíble paísaje, por los enormes columpios que hay en la cima de la montaña que hacen que tengas la sensación de volar.
Mi estancia en Turquía llegaba a su fin, era hora de cambiar de País y Georgia me estaba esperando con un buen puñado de sorpresas.
Deja una respuesta